Lucerna es más que un simple desvío panorámico: es una parada perfecta de un día entre los principales centros ferroviarios.
Empieza con un paseo por el paseo del lago. Alquila un bote a pedales, súbete a un ferry o simplemente disfruta del paisaje alpino. Todo empieza a pocos pasos de la estación.
Tome el tren de cremallera más empinado del mundo hasta el monte Pilatus, o súbase a un autobús hasta el Museo del Transporte, una visita obligada para los amantes de los trenes.
Cruza el Puente de la Capilla, admira la arquitectura medieval y encuentra un rincón acogedor para disfrutar de una fondue o un rösti. Lucerna es un lugar seguro, tranquilo e ideal para desconectar antes de tu siguiente etapa.